jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Cómo nos afecta la Reforma Laboral?

Comité de la Zona Sur Contra los Despidos.

El pasado 28 de julio se celebró en La Tertulia un nuevo acto del Comité de la Zona Sur Contra los Despidos. Distintas organizaciones políticas y vecinales junto con ciudadanos comprometidos con un mundo más justo se dieron cita para analizar los puntos de la Reforma Laboral que ha aplicado el gobierno de Zapatero.

Mientras en el Congreso se tramita un endurecimiento de la misma y los sindicatos preparan la Huelga General, el Comité ha intentado dar a conocer a los ciudadanos la gravedad de dicha ley.

Esta reforma (financiera, laboral y de pensiones) es un ataque frontal y directo a los trabajadores individualmente y a toda la clase obrera en su conjunto. Ahonda en la ruptura con el Estado Social posicionándonos de lleno en ideario político neoliberal: eliminación de derechos sociales, eliminación de sistemas de reparto de riqueza y seguridad social, sustitución de la negociación colectiva por la libertad del empresario, etc.

La reforma financiera nos afecta en 3 puntos principales:

•Se privatizan las Cajas de Ahorros. Se olvida por completo su origen social en el que su finalidad no era el lucro sino permitir a cualquier persona el acceso al crédito. Frente a las entidades bancarias, las cajas de ahorros permitían que los trabajadores pudiéramos comprarnos una casa sin unos costes abusivos. En un primer paso, desde las direcciones de las cajas de ahorro, se ha llevado una política en la que han funcionado de la misma manera que los bancos, pero con peores resultados. Las cajas de ahorro han sido las principales destinatarias de los fondos públicos que trataban de reflotar el sistema. Tras esto se da el siguiente paso: privatizarlas. Una vez se hayan privatizado esta finalidad social, que ya ha dejado de usarse, se olvidará por completo y entraremos en el juego de “tanto tienes, tanto vales”. En lugar de promover una banca pública accesible para todos nos lleva a un sistema completamente privado que potencia los privilegios y las desigualdades.
•Han desaparecido los préstamos a pequeñas empresas y autónomos. Todas las medidas de este gobierno se han basado en recuperar con fondos públicos a los que han originado esta crisis. Los bancos, que durante años se han dedicado a enriquecerse hasta que el mercado no ha podido sostenerse, han sido rescatados para que una vez pasado el bache vuelvan a ponerse manos a la obra. Mientras tanto los pequeños empresarios y autónomos, los trabajadores no hemos tenido acceso a créditos para nuestras viviendas o para nuestros pequeños negocios impidiendo así un desarrollo social mínimo.
•Se han creado fondos para los bancos y empresarios. Aquellos que son la élite social y que no necesitan su trabajo para sobrevivir contarán con fondos de rescate. Mientras tanto los trabajadores contamos entre nuestras filas con más de 1 millón de familias en las que no entra ningún salario.
Pero la Reforma va más allá. El contrato de fomento de empleo que hasta ahora estaba previsto para ciertos grupos que tenían menor acceso al mercado laboral se ha generalizado. Han ampliado estos grupos que convirtiéndolo casi en un contrato para cualquier persona. Sobra decir que este contrato tiene menos prestaciones, así como una menor indemnización por despido (33 días por año trabajado, de los que 8 los pagaría FOGASA). En cambio hay otros contratos que han aumentado sus indemnizaciones por despido como maquillaje social de la Reforma. Los contratos por Obra y Servicio pasarían de 8 días por año trabajado a 12, aunque no es aplicable hasta 2015. Esta medida busca potenciar este tipo de contratación que tiene menos prestaciones que los contratos indefinidos. Los contratos Formativos también sufren modificaciones pasando a ser aplicables a jóvenes hasta los 25 años en lugar de hasta los 21, como venía ocurriendo hasta hora. Estos contratos Formativos que son los más precarios, contribuirán a potenciar dicha precariedad aún más sobre nuestros jóvenes.

Los despidos objetivos, en los que se puede despedir pagando una indemnización de 20 días por año trabajado si se justifican una serie de condiciones, apenas se han utilizado ya que tenían una vigilancia judicial estrecha, evitando así un uso ilegal por parte de los empresarios. Pero ahora todo esto cambia. Se han ampliado las causas llegando hasta a permitir un despido preventivo si se considera que puede haber pérdidas en un futuro.

Pero no sólo de indemnizaciones trata la Reforma. De las condiciones de trabajo también se ocupa. En los casos en los que el empresario decida modificar las condiciones hay que ir a una negociación con los Sindicatos. Se estipula un plazo menor para la negociación y posteriormente se ponen unos mediadores para solucionar el conflicto. Estas mediaciones impiden que posteriormente pudiéramos acudir a un juzgado ante cualquier abuso patronal. Si las modificaciones se trataran de un descuelgue salarial ya no es necesario ir a una gestora para validar dicha reducción, se habilita al empresario para que actúe de manera unilateral. Incluso la negociación y diálogo entre empresarios y trabajadores cambia. Este conjunto de cambios es una manera de acabar con el papel de los sindicatos en los trabajos. Arrebata a los trabajadores su capacidad de actuar de manera colectiva frente a la dominación empresarial.

También hay retoques para las empresas de trabajo temporal. Hasta ahora no podían prestar servicios en trabajos de riesgos o en la administración. Esto cambia y pronto veremos desaparecer a los funcionarios, únicos puestos que hasta hoy estaban resguardados de la temporalidad y precariedad. Del mismo modo podremos empezar a ver cómo el INEM se privatiza al aprobarse la posibilidad de crear Agencias privadas de colocación.

Tras la oleada de mensajes sobre la quiebra del sistema de pensiones no sorprende los movimientos que han hecho, aunque esta vez hayan omitido la posibilidad de privatizarlas. Las pensiones que deben ser entendidas como un punto de acuerdo entre trabajadores y empresarios donde todos contribuyen para que existan unas coberturas. Cualquier ajuste por parte de las contribuciones de unos u otros es un pacto político. Debemos entender qué sistema de pensiones tenemos y cuál queremos para luego tomar esas decisiones. ¿Un modelo universalizado de pensiones? ¿Un modelo donde el que más aporte más reciba y el que no aporte no reciba nada? Este primer debate no se ha tenido, o no se nos ha consultado a los ciudadanos, y simplemente se están tomando medidas encaminadas a uno de los caminos.

Tenemos pensiones de jubilación de tres tipos: Contributivas (ligadas a las cuotas de nuestros salarios), de Derechos Mínimos (que se financian vía impuestos) y Complementarias o de capitalización (planes de pensiones privados). El sistema actual tiene a ligar las pensiones completamente a las contributivas, de forma que si existe problemas en las contribuciones (excesivo paro) hay que hacer reformas en el sistema. Pero las reformas no tienen por qué ser siempre en los gastos reduciendo las prestaciones, pueden ser en los ingresos incrementando la parte de los impuestos destinada a las pensiones.

Pero además de esto se promueve aumentar el número de años trabajados para el cálculo de las pensiones o prologar la vida laboral de los 65 a los 67 años. Frente a esta última medida son muchos los artículos que se han escrito en contra indicando, de manera resumida, que no tiene la misma esperanza de vida un obrero que un directivo de empresa por lo que ampliar la vida laboral del obrero no es para otra cosa sino que para pagar la pensión del poderoso.

En resumidas cuenta, y como indicábamos al principio, esta Reforma ya se está aplicando pero también se está tramitando por vía parlamentaria. Viendo los grupos con los que se busca el pacto (PP y Derecha Nacionalista) debemos estar seguros de que estas medidas se van a endurecer. Debemos tomar estas medidas como un ataque a los trabajadores. Tienden a acabar con la estabilidad laboral impidiendo que se generen plantillas con derechos y con capacidad de unión y movilización para plantar cara a los abusos de los empresarios y del Capital.

Ante estas medidas que nos afectan a todos y cada uno de nosotros no nos queda más que una salida: HUELGA GENERAL. Pero no como meta de nuestras reivindicaciones, sino como inicio de un proceso de luchas que culminen dando la vuelta a la tortilla y devolviendo el gobierno a los trabajadores.

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